Noticias sobre tres pozos de la nieve en Bienservida


      En este apartado analizaremos la existencia de pozos de la nieve en Bienservida a partir de dos referencias documentales a los mismos. La primera de las noticias es de 1752, acerca de un pozo de la nieve que debió estar en funcionamiento en el siglo XVII a las afueras del pueblo en lo que hoy es la Calzada. La segunda se refiere a dos pozos ya más conocidos, puesto que estuvieron en uso hasta bien entrado el siglo XX, cerca de la aldea de la Sierra.

¿QUÉ ERAN LOS POZOS DE LA NIEVE?

      La civilización romana y más tarde la musulmana dieron gran importancia a la conservación de la nieve, tanto para enfriar bebidas y alimentos, como con fines curativos. A partir del siglo XII, los musulmanes generalizaron la conservación de la nieve en la Península Ibérica, recogiendo la nieve durante el invierno e introduciéndola en depósitos subterráneos llamados pozos de nieve. Esta técnica se ha utilizado hasta los años 30 del siglo XX en que la introducción del frío industrial hace desaparecer definitivamente esta actividad.

      Los pozos de nieve eran excavaciones cilíndricas subterráneas abiertas en la misma roca o revestidas de mampostería o ladrillo. En la base existía una rejilla sobre la que se depositaba la primera capa de nieve y bajo ella un hueco para recoger el agua procedente del deshielo de la nieve y un desagüe que sacaba el agua fuera del pozo. De esta forma, el hielo se mantenía seco y se conservaba mejor. El pozo estaba en el interior de una construcción de planta cuadrada o circular, con bóveda de piedra y pequeñas puertas para la introducción de la nieve y extracción del hielo, con el fin de lograr el mayor aislamiento posible. Para la construcción de los pozos se utilizaban materiales de la zona como piedra, pizarra, madera, teja, ladrillo, etc.

      A principios de la primavera se depositaban varias capas de nieve que se iban prensando y sobre cada una de ellas, otra capa de paja que ejercía de aislante entre capa y capa. A este proceso se le llamaba encerrar la nieve. Para su extracción en los meses calurosos, se bajaba por una escalera y el hielo se cortaba con un hacha. El transporte del hielo se solía hacer de madrugada, en las horas más frescas del día.

      En la sierra de Alcaraz, el uso principal de la nieve y el hielo era el terapéutico (tratamiento de fiebres, inflamaciones, dolores y hemorragias) y el consumo del hielo se limitaba a las localidades próximas a los pozos.

Estructura de un pozo de nieve
Estructura de un pozo de nieve

      Los pozos de la nieve solían pertenecer o estar administrados por las Cofradías de Ánimas, como es el caso de los de Lezuza y Albacete. Esto se debía a que uno de los cometidos de las Cofradías de Ánimas era mantener los cadáveres que por cualquier causa fuera necesario conservar hasta su sepultura y para ello, era imprescindible la nieve o el hielo en cualquier época del año.

      Otras veces el encargado de su mantenimiento era el propio municipio, como era el caso de Alcaraz, que por ejemplo en acta del Ayuntamiento del 29/3/1784 ordena encerrar nieve en el pozo de la Almenara, con cargo a los propios de la ciudad, dada su utilidad para la salud pública:

Actas municipales Alcaraz. Legajo 55. Año 1784

En la Ciudad de Alcaraz en veinte y nueve de marzo de mil settezientos ochenta y quatro cuando fuimos los Sres. del margen como lo tienen de costumbre se Acordo lo siguiente

Por los Diputados del Comun se hizo presente a esta Ciudad que no haviendose beneficiado en el presente año proporción de llenar el Pozo de la Nieve de un asunto tan útil para la salud publica Haviendo en la actualidad la suficiente en la Sierra para ello se hacia preciso se providenziase proceder inmediatamente a enzerrar la necesaria para precaver los perjuizios que puedan originarse de lo contrario: y enterada la Ciudad Acordo que en el dia de mañana pase el Diputado del Comun Ramon Navarro con la gente necesaria a enzerrar la Nieve en el Pozo con la debida quenta y razón a cuio fin se le libre por la Junta de Propios mil y quinientos ¿ms.? Con calidad de reintegro de qualesquier efectos que paren en su poder.


NOTICIA SOBRE UN POZO DE NIEVE EN BIENSERVIDA EN LA CALZADA (1752).

      Esta breve referencia la encontramos en el Catastro del Marqués de la Ensenada en el memorial de Manuel Francisco Cano, vecino de Bienservida (11/4/1752).

El Catastro del Marqués de la Ensenada (1749-1754)

      El Catastro del Marqués de la Ensenada, realizado a partir de 1749 durante el reinado de Fernando VI, supuso una exhaustiva averiguación de datos demográficos, de viviendas, parcelas y sus usos, ganados, rentas, etc. de los aproximadamente 15.000 lugares de la Corona de Castilla.

      Este Catastro nos proporciona por una parte las llamadas Respuestas Generales a un interrogatorio de cuarenta preguntas para cada población, que resume los principales datos estadísticos de cada lugar (población, producción agrícola, ganadería, negocios, oficios, salarios, rentas, edificios, etc.).

      Por otra parte, se conservan los llamados memoriales en los que cada vecino declara los miembros de su familia (nombres, edades, ocupación, parentesco…), criados, casas y solares de su propiedad, tierras y su producción, ganados, rentas, censos, etc. También se recogen los bienes de los religiosos, cofradías, hermandades, capellanías, etc. (el estamento eclesiástico) así como los de propios y del común y los ingresos y gastos correspondientes.

Un pozo de la nieve en la Calzada de Bienservida

       En el memorial de Manuel Francisco Cano se dice que era un vecino de Bienservida, hortelano de setenta años, casado con dos hijastros y un criado de setenta y cinco años que le ayudaba en su oficio de hortelano. Manuel Francisco disponía de cuatro parcelas en el término, una de ellas la que nos da a conocer la existencia de un pozo de nieve en la Calzada. La describe de la siguiente manera:
Otra pieza de medio celemín apeo real de Primera Calidad en secano para zevada con un zercado por toda ella: y su puerta de zerradura; con treinta colmenas bibas las veinte y siete de madera; y las tres de atocha; contiguo a la Poblazion en el sitio que dizen el Canton de la Calzada; linde a levante con veintena que ba a la Calzada, a Poniente, corral de Herederos de Sevastian Lopez: al Norte, Canton del Pozo de la Nieve; y al Sur con Corral de Herederos de Phelipe Garzia Espinosa su figura la del Margen.
      Debemos entender por cantón una calleja que corta dos calles o caminos más importantes, aunque aquí podría referirse también a una esquina.

      La Calzada, en 1752, era un paraje a las afueras del pueblo, fuera del que fue el perímetro de la primitiva villa medieval, situado en el mismo lugar que hoy conocemos por ese nombre. Únicamente se habían construido tres o cuatro casas en la prolongación de lo que entonces se conocía como Calle del Roio, actualmente Calle del Arroyo. El resto eran huertas con riego muy dependiente de las lluvias del invierno, ya que procedía de fuentes de caudal muy variable (Fuente del Saz, de la Parra…), o parcelas de secano. Por la Calzada salían caminos que iban a dichas fuentes, a la Ermita de Santa Catalina (hoy Cementerio Municipal), a los Llanos y Villaverde, a la Veguilla, etc. Por tanto, el pozo estaba construido a las proximidades del pueblo, como ocurría también en Alcaraz, Lezuza o Segura de la Sierra.

      A lo largo de los cientos de folios de documentación del Catastro no hemos encontrado ninguna otra referencia a este pozo y tampoco se le asignaba ninguna utilidad (rendimiento) en ninguno de los memoriales, por lo que en 1752 seguramente habría desaparecido y sólo quedaría el topónimo del lugar en el que estuvo tiempo atrás.

Pozo de la Nieve de Segura de la Sierra
Pozo de la Nieve de Segura de la Sierra. Construido en la subida hacia el castillo, muy cerca de la Plaza de Toros, mide unos 6 metros de diámetro y 8 de profundidad. El edificio que aislaba al pozo de la temperatura exterior, seguramente abovedado de planta cuadrada, no se conserva.

¿POR QUÉ PUDO DEJAR DE UTILIZARSE EL POZO DE LA NIEVE DE LA CALZADA?

Dos son las razones que nos parecen más lógicas para su abandono:

1.- Su nula rentabilidad

      En 1752, en las descripciones que aparecen en las Respuestas Generales del Catastro del Marqués de la Ensenada, concretamente en la número 17, en muchos lugares se habla de pozos abandonados o de nula rentabilidad. Valgan de ejemplo las descripciones de los pozos de Alcaraz, Lezuza y Villanueva de la Fuente:

Catastro del Marqués de la Ensenada. Pregunta 17. Si hay algunas minas, salina, molinos harineros u de papel, batanes u otros artefactos en el término, distinguiendo de qué metales y de qué uso, explicando sus dueños y lo que se regula produce cada uno de utilidad al año.

ALCARAZ Respuestas generales, pregunta 17

...Asimismo ay en el Termino y Jurisdicion de esta Ciudad los demás artefactos siguientes:

Un Pozo para guardar y conservar la Niebe con su cubierta a solo teja, que está inmediato a esta Ciudad de cuio concejo es propio y no le regulan de utilidad anual por quinquenio cosa alguna porque los gastos exceden al producto.

Otro Pozo para el mismo fin que esta en la Sierra y sitio de la Almenara, distante de esta Ciudad tres leguas propio del dicho Concejo cubierto a solo teja con una Casita y no le regulan de utilidad anual mediante dicha regulación de quinquenio cosa alguna por exceder los gastos al producto.


VILLANUEVA DE LA FUENTE Respuestas generales, pregunta 17

…Dos pozos de Nieve no se les considero Utilidad por estar demolidos que pertenecen el uno a la Comunidad de Religiosos Agustinos de la Ciudad de Alcaraz: y el otro a los herederos de Antonio Barbero.

LEZUZA Respuestas generales, pregunta 17

…Ay un pozo de Niebe propio de la Cofradia de Animas de la Parroquial de esta Villa que no produze utilidad alguna porque no se enzierra Niebe en el.

      A mediados del siglo XVIII, sólo los de Alcaraz estaban en producción, pero sus costes superaban a la rentabilidad de los mismos; el resto estaban abandonados o incluso hundidos como es el caso de Villanueva de la Fuente.

2.- Cambio climático en la primera mitad del siglo XVIII

      Evidentemente el negocio de la nieve y el hielo era muy sensible a los cambios en el clima y el calentamiento de la primera mitad del siglo XVIII, junto a la mencionada escasa rentabilidad, fue la causa del abandono de muchos pozos de la nieve, que habían proliferado en el siglo XVII, de clima mucho más frío. Uno de ellos pudo ser el de Bienservida.

      Los estudios del clima en la Edad Moderna denominan Pequeña Edad de Hielo el período comprendido entre 1620 y 1715, que tuvo las condiciones climáticas más frías del milenio. Especialmente duro fue el mínimo de Maunder (1691-1700), la década más fría de los últimos mil años. Esta época se caracterizó en la Península Ibérica por un clima más extremo, aumentando su variabilidad e irregularidad, con inviernos largos, fríos y secos y veranos cortos, un aumento de las nevadas incluso en zonas poco elevadas y un aumento de las inundaciones, tormentas y otros eventos extremos a finales del Siglo XVII. Se estima que las temperaturas medias al final del período fueron de 2ºC a 3ºC inferiores a las actuales. En estas circunstancias la agricultura era escasamente rentable, provocando hambrunas, especialmente entre 1680 y 1700. Pero estas condiciones propiciaron el desarrollo del negocio de la nieve y el hielo y de esta época proceden seguramente todos estos pozos de la nieve construidos junto a las poblaciones, como los de Alcaraz, Lezuza, Villanueva de la Fuente, Bienservida, etc. en lugares donde hoy sería imposible esta actividad.

El Támesis helado, de Abraham Hondius (1677)
El Támesis helado, de Abraham Hondius (1677) – Colección del Museo de Londres
(imagen de dominio púbico de Wikipedia.org)

      A partir del mínimo de Maunder, empieza a aumentar la radiación solar, por lo que el período comprendido entre 1715 y 1760 tuvo unas temperaturas bastante más cálidas y un clima estable, lo que supuso un auge de la agricultura con la vuelta al cultivo de zonas abandonadas en el período anterior y una mayor productividad de los campos. A la vez, se produjo el crecimiento de la población en toda Europa. Así, por ejemplo, Barcelona triplicó su población. Estas condiciones climáticas bastante más cálidas llevaron al retroceso de los glaciares en los Alpes, o por ejemplo, a la desaparición del glaciar del Circo del Mulhacén, unos 170 kms al Sur de Bienservida, presente hasta principios del siglo XVIII.

      Evidentemente, este aumento de las temperaturas debió ser la causa del abandono de muchos pozos de la nieve, especialmente los situados en zonas bajas, como los mencionados de Villanueva de la Fuente y posiblemente el de Bienservida.

TESTIMONIO DE LA EXISTENCIA DE DOS POZOS DE NIEVE EN LA SIERRA A PRINCIPIOS DEL S. XX

      Con el tiempo se construyeron dos nuevos pozos en los alrededores de la Sierra, casi un kilómetro más arriba de las instalaciones del Campamento, a una altura de cerca de 1200 metros sobre el nivel del mar, en un lugar fresco y orientado al norte, en una umbría en la ladera del Padrón, por tanto en una ubicación mucho más adecuada para la conservación de la nieve. Estos dos pozos estuvieron en funcionamiento hasta bien entrado el siglo XX e incluso hace años llegamos a conocer a una de las personas que se encargó del llenado de esos pozos.

Panorámica del lugar donde se encontraban los dos pozos de la nieve
Panorámica del lugar donde se encontraban los dos pozos de la nieve, tras los chopos

      En la obra de Francisco López Megías y María Jesús Ortiz López, Pozos de la nieve. Arqueología del frío industrial, publicada en 1992, los autores recogen entrevistas a vecinos de Villapalacios y Bienservida aportándonos una información bastante completa sobre ambos pozos. De esas entrevistas, transcribimos más abajo algunos fragmentos de interés.

      Las entrevistas se debieron realizar a principios de los años 90 o algo antes, ya que la obra se publicó en 1992. La primera entrevista se realizó en la plaza de Villapalacios, a donde los autores fueron conducidos por Don Miguel, entonces párroco, para recabar información sobre los pozos de entre las gentes que charlaban tranquilamente en una sombra.

      En primer lugar los entrevistados explican la ubicación y las características de los dos pozos:

… D. José Membrilla Espinosa, joven de 92 años, toma la palabra —presumía de su buena memoria y refiere que hubo dos pozos en la sierra del Padrón, término de Bienservida. Uno, emplazado en la Cuesta del Cangilón, del camino que va a Fábricas de Riópar, en el paraje denominado El Tobar, hoy de dominio público, de ICONA; aunque en otros tiempos la propiedad y explotación fue de los Yagües. Otro, situado en el costero de la era de pan trillar y distante unos sesenta metros del anterior.

Viene a corroborar la opinión aducida Dª María Rodríguez Resta, de 72 años, por haber vivido siempre en la finca a la que dichos pozos pertenecieron. Entre ambos calcularon sus dimensiones: unos dos metros de diámetro por tres de profundidad, y recuerdan haberlos conocido en funcionamiento. En la actualidad han desaparecido por completo.

Creencia es, dentro del ámbito de la Sierra, que la utilidad dada al hielo era con fines terapéuticos, siendo muy secundario el de servir de refrescante o para la elaboración de helados.

      Más adelante, explican el proceso de llenado de los pozos para la conservación del hielo y su extracción y uso en Villapalacios.
Duro era llegar al lugar, todos coinciden en que se invertían tres horas entre ir y venir, contadas desde Villapalacios, caminado a pie y con paso vivo, pues, siendo como era apremiante la necesidad, casi siempre bajo prescripción facultativa, nadie se entretenía en poner los aparejos a la caballería.

Los recuerdos se agolpan, y entonces les viene a la memoria la figura de Francisco el guarda, depositario de las llaves que abrían y cerraban el acceso a los pozos.

Expedito el camino con su consentimiento, que a su vez era el de los dueños, se descendía por escalera de madera hasta la capa de hielo y se cortaba éste a golpes de hacha, colocada allí para tal fin.

Muchos de los presentes no daban crédito a sus oídos. ¿Cómo la nieve se iba a conservar tanto tiempo sin regalarse siquiera en verano? Explicábamos: No se deshace porque..., y aquí tomó la palabra José:

"Cuando nevaba, se contrataban hombres para que la echasen dentro del pozo. Primero se ponía una capa de paja, de a palmo; luego otra de dos palmos de nieve apisonándola con mazos. Otro palmo de paja y otros dos palmos de nieve..., así hasta llenarlo. ¡Cómo el bronce de duro se ponía aquello!”

      Más tarde, los autores se desplazan a Bienservida dirigiéndose al Ayuntamiento donde los atiende el entonces Secretario, Emiliano Rodríguez. Allí confirman el lugar donde se construyeron los pozos, que ya por aquellos años habían desaparecido:
El sol estaba ya muy alto, en el cénit, cuando alcanzamos a verlas primeras casas de Bienservida (bienservideños). Visitamos la torrecilla, posible origen del pueblo.

En el Ayuntamiento, su secretario D. Emiliano Rodríguez López desconocía el asunto de los pozos, pero quedó en enviarnos información. No fue necesario. D. Luis Garrido Herrero, el de la Visita, nos confirmaría que ambos pozos estuvieron en el lugar que las gentes de Villapalacios apuntaron. En la actualidad no queda de ellos el más mínimo vestigio, han sido completamente lodados.

      Efectivamente, hemos visitado el lugar, abandonado hace tiempo y sólo quedan ruinas con escombros amontonados por los derrumbes, que hacen difícil reconocer estos dos pozos.

      La llegada de la electricidad y de los aparatos frigoríficos, el frio industrial, etc., sumada a la escasa rentabilidad y la dureza de los trabajos de conservación del hielo y la nieve, llevó a la desaparición paulatina de todos los pozos de nieve en la primera mitad del siglo XX y hoy son como mucho un atractivo turístico en los lugares donde se mantienen en pie, como el de Alpera, o simplemente un recuerdo cada vez más perdido en el tiempo.

BIBLIOGRAFÍA

Catastro del Marqués de la Ensenada. Respuestas generales de Alcaraz, Villanueva de la Fuente y Lezuza. Bienservida: autos generales, testimonios, memoriales secular, memoriales eclesiástico, etc.
LÓPEZ MEGÍAS F.R. & ORTIZ LÓPEZ M.J. (1992). Pozos de la nieve. Arqueología del frío industrial. Almansa (Albacete), 1992. Artes Gráficas Olval.
Oliva, M., Ruiz-Fernández, J., Barriendos, M., Benito, G., Cuadrat, J. M., García-Ruiz, J. M., … Vicente-Serrano, S. (2018). The Little Ice Age in Iberian mountains. Earth Science Reviews, 175–208.
Capel Sáez, Horacio (1970): “Una actividad desaparecida de las montañas mediterráneas: el comercio de la nieve” en Revista de Geografía, IV, Núm. 1, pp. 5-42.
Archivo Histórico de la Nobleza. Documentos destacados. “La explotación de la nieve en la Pequeña Edad del Hielo".
https://www.culturaydeporte.gob.es/cultura/areas/archivos/mc/archivos/nhn/destacados/documentos-destacados/nieve.html

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